lunes, junio 06, 2011

Mujer Cambiante


Cuento...

Hace mucho tiempo, Aurora cayó sobre Oscuridad y nació Mujer Cambiante.
Rayos de luz dorada la cargaron desde el cielo hasta la cima de una montaña. Los Cuatro Vientos le infundieron aliento de vida, imprimiendo espirales en sus dedos y en su cabeza. Las Flores la rodearon y la acunaron. Alegremente, los Pájaros Azules cantaron.
El Pueblo Sagrado, que vivía abajo, envió al Dios Que Habla a la montaña para averiguar de qué se trataba toda aquella conmoción. Cuando El Dios Que Habla llegó a la cima de la montaña, encontró una hermosa bebé durmiendo en la grama. La tomó en sus brazos y la cargó montaña abajo. El Pueblo quedó encantado con ella y la alimentaron con polen, caldo de animales y rocío de las flores más bellas. La pequeña niña corría carreras. Y el Dios Que Habla le cantaba.
En cuatro días había crecido.
Una lluvia color rojo brillante cayó de su interior. El Pueblo la acarició y la pintó, la vistieron con la piel de venado más fina, le pusieron conchas de mar y piedras de turquesa. “Se mueve”, cantaban. Se mueve, se mueve, se mueve. Mientras cantaban, la joven se convirtió en una mujer vieja. Al rato se transformó nuevamente en una joven. Una vez más se transformó en vieja. Y otra vez, en una joven.
Vieja, joven, vieja, joven. Cuatro veces cambió hasta convertirse en la joven más extraordinaria.
Un día, cuando Mujer Cambiante estaba recolectando semillas y frutas, Sol llegó galopando en su caballo blanco vistiendo sus ropas más blancas. Asombrado ante la belleza de la joven, resplandeció con brillantez, suplicándole que lo siguiera en su viaje hacia el Oeste. Mujer Cambiante protestó. “Estaré muy sola”, contestó.
Aún así, Sol insistió, “Sígueme y estaremos más cerca que nunca”.
Finalmente Mujer Cambiante fue persuadida. Y montándose en la cola de una niebla, siguió a Sol hacia el Oeste, hacia una majestuosa montaña salvaje en el medio del océano. Viento y Luz vinieron a ayudar a Mujer Cambiante a construir su nueva casa. En el Este, donde Sol se erguía en la mañana, construyeron una habitación hecha toda de conchas blancas. En el Oeste, construyeron una habitación de caracoles amarillos. Trueno Negro llegó del Norte y se sentó junto a un tallo de maíz negro, allí construyeron una habitación de azabache puro. En el sur construyeron una habitación hecha de turquesa, con puerta de turquesa y huellas de turquesa que indicaban el camino.
La casa de Mujer Cambiante se construyó de cuatro pisos, con escaleras que llegaban a cada uno. Se colocaron pequeños soles en cada cuarto. En el centro de la casa construyeron un altar de roca de cristal que reflejaba cada color del arcoiris. Allí, en la Casa de Cristal, Mujer Cambiante vivió feliz con Sol. Escupía granizo para liberar la tierra de monstruos. Y un día, mientras descansaba bajo una resplandeciente cascada, concibió los gemelos, Cazador de Monstruos y Niño de las Aguas.
Mujer Cambiante le enseñó a los gemelos todas sus canciones y bailes. Cuando se hicieron mayores, puso ramitas de oración en sus sábanas y los encaminó para que anduvieran por su cuenta. Entonces soltó un llanto penetrante que envolvió toda la isla con su dolor. Arrancó tiras de piel de su cuerpo y mezclándolas con caracoles, piedras, arena, barro, polen y espuma, creó gallinas, perros, cabras, ovejas, antílopes y caballos. Finalmente, para no sentirse nunca sola, creó a los Seres Humanos. Les dio mascotas y bastones de piedra para extraer agua del desierto.
Levantando su gran arco, les lanzó arcoiris dentro y los esparció por sobre los océanos.
Cuando Mujer Cambiante se hizo vieja, tan vieja que casi no podía moverse, el Dios Que Habla reapareció ante su puerta. Esta vez trajo consigo una niña y un niño humanos. En un instante habían viajado sobre un brillante arcoiris hasta la costa, una vez ahí cruzaron el océano verde en un espiral submarino.
Siguieron el camino blanco hasta su casa y saludaron a las Cuatro Direcciones. Cuando se abrió la puerta de Mujer Cambiante, vieron a la joven más hermosa que jamás habían visto danzando alegremente frente a su altar de cristal. Los niños se inclinaron en señal de respeto. Mujer Cambiante los bañó en su palangana de cristal, los vistió de blanco y les puso plumas en el cabello.
Cantó:
Belleza frente a ti
Belleza tras de ti
Belleza sobre ti
Belleza debajo tuyo
Camina ahora con la Belleza a tu alrededor
y tu camino será hermoso.
Entonces Mujer Cambiante se sentó bajo una planta de maíz. Pájaro Azul se sentó en una guirnalda de maíz. Y Mujer Cambiante cantó cada canción que conocía. Y bailando rodeada de polen dejó sus huellas doradas por todas partes……

2 comentarios:

  1. muchas gracias... es un relato hermoso, de verdad gracias por compartirlo desde el corazón...

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  2. ahh... disculpa si he sido impertinente al comentar sin conocerte

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