jueves, junio 30, 2011

Orìgenes del Druísmo


Por: Iolair Faol
Conforme se avanza en el estudio del Druidismo y se crece en conocimientos dentro de esta espiritualidad, brotan algunas preguntas desde los pensamientos, que pueden obtener una respuesta ambigua y compleja.
¿ Acaso los druidas y los celtas en general, no tenían como otras culturas alrededor del planeta, una respuesta mística, con sus conceptos y significaciones, para explicar la creación de este u otros mundos? ¿Si la tenían, como las explicaban? 

Pues bien, todos los indicios apuntan a que efectivamente la tenían, pero desgraciadamente no nos ha llegado hasta nuestros días en toda su plenitud. Sin embargo, voy a intentar esbozar lo que se conoce sobre este tema y concretar las ideas y nociones que se tienen al respecto, basadas en conceptos eminentemente druídicos, pero también históricos. 

Como ya sabemos, la dificultad para conocer en su origen, la cosmogonía celta, así como para vislumbrar las enseñanzas y percibir la filosofía, que se halla dentro de las leyendas, sagas, mitos o hazañas de personajes legendarios, proviene en buen grado de esa especie de sincretismo religioso de los primeros monjes cristianos celtas. Éstos plasmaron en sus recopilaciones de la epopeya celta, los esfuerzos, pretensiones y afanes por y para conciliar un paganismo latente, tradicional y veterano, con los entonces nuevos dogmas cristianos, tanto sobre la creación del mundo, como en otras cuestiones. Sumando a esto, la reticencia druídica a transmitir por escrito sus conocimientos, obtenemos desafortunadamente, una aproximada y poco extensa explicación druídica original sobre el tema que ocupa nuestras inquietudes en este momento, igual como sucede con alguna otra temática. 

Para intentar ser menos subjetivo y más objetivo e imparcial, se debe reconocer que a pesar de este sincretismo, donde la trivialidad es cristiana y la trascendencia de la esencia es druídica, que desde la Edad Media, estos monjes, muchos de ellos descendientes de antiguos druidas, se protegieron bajo sus comentarios bíblicos de una probable censura y posterior sentencia y condena, por herejes. 

El conocido libro más antiguo en lengua celta, que nos habla secundariamente de la creación, es el Leabhar Ghabhála Erinn o Lebor Gabala Erren, según corresponda al gaélico medieval o al actual, es decir, lo que en lengua de Cervantes, se ha llamado “Libro de las Invasiones”, el cual pertenece al denominado “Ciclo Mitológico Irlandés”, que con un lenguaje mitad en verso y mitad prosa, refiere en 13 secciones, las hipotéticas 6 ocupaciones y asentamientos que sobrevinieron sobre la Isla Esmeralda, hoy conocida como Irlanda. Desde Cesssair, a la que se menciona como nieta del bíblico Noé, hasta la llegada de los hijos de Mil, procedentes, según cuenta el libro, de España, concretamente de la zona Galaica. 

El libro cuenta en detalle en que períodos se produjeron estas presencias y colonizaciones, pero aludiendo constantemente al génesis bíblico. Dicho manuscrito forma parte del Gran Libro de Leinster (Lebor Laigen o Leabhar Laighneach), manuscrito en 1100 en el monasterio de Terriglass, bajo la supervisión del Obispo de Kildare y recopilado en la Abadía de Donegal en el siglo XVII por los denominados “Cuatro Maestros”. No es difícil adivinar que todo lo que en dichos textos hace algún tipo de referencia, sea explícita o implícita a los dogmas cristianos, no podía tomar forma, ni hallarse presente en las sagas primitivas y originales. 

La intención narrativa, de los monjes recién cristianizados por emparentar al pueblo celta con el linaje de Noé, para no quedar excluidos de la “Sagrada Historia Cristiana”, es un manifiesto montaje, por la causa que se quiera, posterior a las leyendas originales. Tanto es así, que a Cessair, la refieren como nieta de Noé y a Partholon, patriarca de la segunda expedición y a Nemed, líder de la tercera, como descendientes de Magog, hijo éste a su vez de Jafet, descendientes todos, de la estirpe de los jaféticos o dicho de otra manera de los pueblos indoeuropeos. Y Jafet, como nos cuenta la Biblia, fue a su vez, hijo de Noé. Todos estos entroncamientos, son también un ingenuo esfuerzo y fervor catequizador, que contradice, además de a los anales históricos y a la arqueología erudita en el tema, a la propia espiritualidad celta pagana. 

Otros textos, igualmente cristianos, como la historia de Conlaí de Connacht, sostienen que varios druidas de aquellas tierras, se auto-proclamaban creadores del Mundo, jactándose, especifican dichos compendios, de haber creado, el sol, la luna, la Tierra y el Mar. Estas patochadas cristianas se hallan en una glosa al “Senchus Mor” (Código de leyes irlandesas, que fue compuesto por s. Patricio y s. Benigno ( Benen)), y es otro intento malévolo por desprestigiar la sabiduría y el carisma de los antiguos druidas. 

Dejando de lado los inconsistentes y vejatorios argumentos de algunos misioneros cristianos contra las formas paganas de expresar la espiritualidad de los pueblos, tenemos que recurriendo a los anales históricos dentro de la epopeya céltica, y a sus remotos orígenes, se menciona y manifiesta una deidad primigenia que ellos denominaron Dana. 

Dana o Danu, es una primitiva deidad celta, diosa madre, ascendiente de todo el panteón céltico, cuyo epíteto significaría “aguas del cielo”. Sus hijos fueron los conocidos Tuatha dé Dannan. Expresándonos históricamente Danu, indica también al río Danubio en cuyo ámbito se definieron y desarrollaron los celtas antes de su expansión por Europa. 

Místicamente hablando, Dana, es la Madre-Río que fertiliza con sus aguas las tierras donde estos se asentaban. La noción de una diosa Madre, está presente en casi todas las religiones del planeta, desde sus propios inicios y orígenes. Los celtas en esta materia, no fueron diferentes. 

Asociado a Danu o Dana como su consorte, hallamos a un “Padre de todos los Dioses y de los Hombres”, reconocido como Bilé, llamado en otros lugares de ámbito céltico Bel o Belenos, ésta divinidad, es la popular, acreditada e identificada por Julio Cesar, como el “Dispater” de los celtas galos. Deidad ésta, asociada a la druídica y céltica fiesta de Beltane, siendo, además, una divinidad mortuoria, avalada y documentada como el dios de los muertos. Bilé transporta las almas de los muertos al Otro Mundo, por rutas hídricas, es decir, por “aguas divinas”, lo que simbólicamente se alegoriza como hacia su consorte Dana, “Aguas del cielo”, la diosa madre. 

De ambas deidades, nacen todos los dioses conocidos como Tuatha dé Dannan. Según el investigador Peter Berresford Ellis; Dana primera fuente de vida riega al roble que era Bilé/ Bel/ Belenos, símbolo fálico y a la vez masculino de la fertilidad y por este acto nació la deidad conocida y apreciada por los celtas, a quien nominaron como “El Dagda”. Éste, Dios, como patrón del druidismo, asume tres identificaciones “Señor de la Gran Sabiduría” o “Ruadh Rofessa”, “Fuego (Aedh) y la tercera potestad, la hereda de su divino progenitor Bilé, por la que es más conocido que éste mismo, como “ Padre de Todos” o “Eochaidh Ollathair”. 

Pero aunque lo expuesto hasta el momento, puede esclarecer una parte del concepto integral de la holista cosmogonía pagana celta, aún no se aclara, ni se dilucida totalmente, máxime cuando sabemos que los celtas y sus druidas no veían a estas divinidades, ni siquiera a Dana o Bilé, como sus creadores, sino como antepasados, como a hermanos mayores y ascendientes, más evolucionados, e incluso como a héroes admirables. Tampoco lo expuesto hasta el momento explica como se creó el Universo o el planeta Tierra y su biodiversidad. 

Si bien muchos montes, túmulos, fuentes, pozos y ríos se explican como creaciones de los Tuatha, los orígenes de otros elementos planetarios o extra-planetarios no se nos revelan. Sabemos que los Tuatha, llegaron desde etéreas ciudades míticas como fueron Falias, Gorias, Finias y Murias hasta una Tierra, que hoy se denomina Irlanda, transportados en prodigiosas nubes. Dicha Tierra- Isla, ya estaba formada, y allí combatieron contra firbolgs, unos dicen que éstos fueron gigantes, y otros que fueron mortales, y contra sus dioses fomorianos, cuya diosa madre era Domnu, es decir, el Mundo, los Abismos de las Profundidades del Mar y la Oscuridad, en contraste a los Tuatha, que simbolizan la Luz y la Sabiduría, dotados para todo tipo de Artes, desde la técnicas y funcionales hasta las místicas y mágicas. Y, sin embargo, posteriormente uno de sus máximos representantes de estas Artes fue el divino Lugh, apodado Samildánach( el que ejerce muchos oficios), que era mitad fomoriano, y mitad Tuatha dé Dannan. Su madre Ethlin, era hija de Balor, líder de los fomorianos y su padre Cian, hijo a su vez de Dian Cecht, un Tuatha. Una simbiosis de lo más significativa. 

Pero aún con estos detalles, en los que podríamos profundizar dilatadamente para interpretar un cúmulo de simbolismos, no hallamos explicaciones concretas sobre la creación.
Es en este momento, cuando debemos centrar nuestro pensamiento en otros parámetros y aspectos de la filosofía druídica conocida.
Los episodios y procesos de la Creación del Universo, los druidas los veían y ven como conceptos los suficientemente complejos como para poder asignárselos o imputárselos frívolamente a alguna divinidad concreta del extenso panteón céltico. Es bien sabido, que los druidas y celtas recurrieron a imágenes concretas como fueron las espirales, trísqueles, nudos y óvalos o huevos como representaciones del Devenir del Universo e incluso de su Origen. Aunque en la filosofía druídica se habla casi exclusivamente de un Devenir, más que de un Origen. 

El druidismo tanto el de épocas remotas, como el actual basa su concepto de la Divinidad en un Todo Absoluto en constante Devenir, del cual emanan potencialidades, simbolizadas en los entes divinos que denominamos Lugh, Dagda, Brigit, Dana etc, ya que seguimos y aprendemos de la Tradición Druídica. Dichas entidades, además, son elementos e hipóstasis del Todo para la realización de este Devenir, y nos resultan más comprensibles, inmediatos y próximos que el Incognoscible Todo. 

El Todo Absoluto, El Increado o el Incognoscible, son diferentes epítetos de esta Divinidad Suprema, que es principio y fin de todas las cosas, es “alfa y omega”, además de emisor-receptor, inagotable, eterno y afecto al devenir humano. Sin duda será algo más, pero en nuestras limitaciones de discernimiento humanas, también lo entendemos o intuimos, como una energía-mente-espíritu-ente cósmico primigenio que lo abarca Todo. 

Para los seguidores druídicos y para el Druidismo, si hubo un momento originario, lo fue por voluntad de esa Deidad Absoluta, una Entidad Suprema, inseparable y sumida en el Absoluto Cósmico.
Expuesto este concepto, quizás algunos lectores, se quedaran algo confusos por este monoteísmo polifacético, o como he expresado en otras ocasiones, con este politeísmo monofacético. Pero sin duda, antaño, fueron una novedad en un Mundo abiertamente politeísta. Y actualmente siguen siendo novedosos, en un Mundo claramente perfilado en su mayoría, con unos monoteísmos acérrimos. 

Esos símbolos que hemos comentado, como nudos, trísqueles, espirales, óvalos y huevos son inherentes no sólo al druidismo sino también a otros pueblos y sus filosofías espirituales. Para los celtas y sus druidas , el triskel, el círculo, la rueda, la espiral eran y son venerables, aludían y aluden a la creación y al Devenir constante de los astros que conocían y hoy se conocen. Las estaciones se alternaban y se reanudaban, igual que hoy, en cada ciclo como fragmentos de una Gran Rueda. Las espirales eternas no tienen partida o llegada, ni inicio o término, ni origen ni final, lo que constituye un ciclo que se concatena con otro. El perenne movimiento, el Devenir de la espiral, simboliza la siempre dilatada tendencia de la sapiencia y el discernimiento que no tiene fin. 

Es lógico con la concepción druídica, no plantear un origen de la creación del Universo, puesto que, existe el concepto de que éste no fue creado, sino que es eterno, ha existido por siempre y siempre existirá, forma parte del Todo Absoluto, el cual también es Continuo y Perpetuo, y éste está vinculado a él. Su expansión, es decir, su Devenir, sin embargo, transita por otras órbitas del saber.

viernes, junio 17, 2011

Origen del término “Druida”

Por: Iolair Faol

Del origen del término “Druida”

Se debe desechar definitivamente la idea por la cual se sostiene que el sistema druídico fue creado en Britania y luego exportado, principalmente a la Galia, tal y como afirmó antaño erróneamente Julio Cesar. Nadie a excepción de él, ni antes de él, afirmó tal cosa.

Así como conviene saber que las morfologías actuales, como “drouiz” en bretón, “druida” en castellano, “druide” en francés, “druid” en inglés, “derwydd” en galés, y “draoi” en gaélico moderno y otras, son traducciones adaptadas a cada idioma del término latino utilizado por Julio César, “druis”, las cuales fueron reconstruidas a finales del siglo XVIII, partiendo de este término.

Sin embargo, la acepción más razonable, apreciable y perceptible, se vincula mucho mejor a un antiguo término céltico como “druwides”. Éste es, un vocablo compuesto que se puede fragmentar en el prefijo “dru”, que posee según los lingüistas un significado superlativo, y en “wid o uid”, que es un raíz verbal cuyo sentido es “saber” que a la vez tiene sus similitudes, con una raíz indoeuropea que evolucionó en otros idiomas como el latín hacia la palabra, “videre, "ver", o como en el idioma alemán progresó hacia el vocablo verbal “wissen” con la idéntica acepción de "saber". (En la actualidad, varias órdenes británicas druídicas prefieren el término Druismo a Druidismo).

En este sentido se podría decir, que el significado actual para la palabra Druida, tiene un remota pero clara interpretación, que sería “el muy vidente o el muy sabio”, lo cual por otra parte, concuerda plenamente con las diversas actividades y ocupaciones que ejercían.

A estas alturas de los conocimientos histórico-etimológicos, deberíamos descartar por incorrecto el significado atribuido a la palabra “Druida” como “el sabio del roble”, pues aunque realmente fueron sabios del roble, del avellano, del tejo y de todos lo árboles en general, dicho vocablo no procede del término griego “drus” que se traduce como Roble.

Este equívoco aún observable en algunos libros y en numerosas páginas internáuticas que tratan sobre los Druidas, se extendió desde la antigüedad, partiendo de una semejanza lingüística y por el hecho comprobado de que el roble, ejerció un protagonismo relevante en dicha espiritualidad, a través, y en todos los tiempos.

Iniciando esta imprecisión lingüística muchos autores clásicos y manteniéndola otros autores medievales, se ha ido sosteniendo hasta llegar a nuestros días dicha confusión etimológica, basada en unos textos del escritor y enciclopedista romano Cayo Plinio Cecilio Segundo, que vivió entre el 23 y el 79 de la EC, más conocido como Plinio el Viejo, el cual en su obra “Historia Natural” Libro XVI, 249, explica sobre los druidas: "se les denomina con arreglo a los árboles porque habitan en bosques apartados". “ Donde los druidas ofician al aire libre en santuarios que son nemeton”, es decir, claros sagrados. En dichas frases, Plinio, no hace mención a los robles, sino a árboles en general.

Lo que concuerda con los conocimientos que sabemos adquirían los druidas de todos los árboles y no de uno sólo, por muy predilecto que éste fuese.
También escapa bastante del pensamiento celta, la idea de que éstos eligieran un término griego, para designar a sus propios sabios, máxime conociendo que estos poseían sus propios lenguajes y conociendo que roble, en galo, se nombraba con el vocablo de “dervos”, en gaélico se nominaba con la palabra “daur”, en galés se denominaba “derw” y en bretón, la palabra “derv” nombra a este árbol. Por tanto es lógico pensar, que en una lengua celta más antigua que las locuciones célticas nombradas, existía igualmente un término parecido para designarlo.

Por otra parte existe en diversas tradiciones y sociedades del orbe planetario, mucho antes de la invención de la escritura, el mito sobre el Árbol de Conocimiento o Árbol del Mundo. Los celtas tampoco fueron diferentes a este respecto y su “Bilios” o similar, según el área celta de la que se trate, como simbolización de dicho árbol cósmico y por tanto del “Eje del Mundo”, (o “axis mundi”), corrobora que los Druidas fueron y son “los hombres y mujeres árbol”, “los muy sabios”, que celebran y celebraron sus rituales y ceremonias en los “nemetones” o claros sagrados de los bosques consagrados.

De todas formas, el Roble, árbol venerado de una forma especial por los druidas y celtas y que fue elegido para las construcciones funerarias de madera tanto en la cultura Hallstatt, como en la posterior de la Tène, ambas celtas primitivas, siempre tuvo unas simbolizaciones preeminentes de la fuerza y sabiduría. Por lo cual, el roble siempre estuvo presente entre druidas y por ende, entre celtas, representando la inmortalidad del alma, la eternidad y el espíritu. No en balde es el roble un árbol que puede pervivir mas de mil años.

En otro sentido el término “vid”, “sabiduría”, la encuentra igualmente en la palabra sánscrita Vêda, que significa precisamente Conocimiento. Los textos védicos se transmitían oralmente por los brahmanes, que estaban al servicio de sus tribus y sociedades de una forma parecida a como lo estaban los druidas. Sus enseñanzas se transmitían, en escuelas establecidas en las frondosidades de los bosques, entre cuyas cogniciones se incluía la reencarnación del alma, igual como sucedía en la transmisión de la sabiduría druídica.

Asimismo el nombre de la Estrella polar en sánscrito es Tarâ, siendo un término cuya raíz “Tri”, significa "hacer atravesar", o "hacer alcanzar la otra orilla", Tara es también una deidad hindú y budista, Diosa igualmente de la Tierra a la que tutela, y protectora ante los influjos y vibraciones de las energías negativas. En sentido figurado es: "la deidad que hace franquear el océano de las existencias”, siendo un principio femenino de liberación, de perfección de la sabiduría, y protector.

Tara era también el nombre que recibía la colina, la capital mística y efectiva del reino de Meath o Midhe, hogar de druidas y guerreros y de los altos reyes de la Irlanda celta, considerada, como su propio nombre indica, el Medio o el Centro protector de los cuatro reinos restantes, situados en cada uno de los puntos cardinales. En ella estaba ubicada la legendaria y mítica piedra Lia Fail.

Estos mínimos detalles y otros muchos paralelismos existentes, que no se tratan en el presente y escueto artículo, nos hacen pensar que las vinculaciones, patentes y latentes, entre la tradición celta y la hindú, entre los druidas y los brahmanes, son derivadas ambas directamente y en bastante porción y proporción de una Tradición Primordial común.

Por supuesto, no se pretende sugerir que el Druidismo derive del Hinduismo ancestral, sino que ambos tienen un atávico origen común, proviniendo ambos del mismo tronco y que esta común Tradición Primordial, se mantuvo considerablemente íntegra, expandiéndose y siguiendo el camino de las migraciones indoeuropeas hacia la India por Oriente y otros parajes como el actual Irán, donde posteriormente se originó el zoroastrismo o mazdeísmo, y hasta Europa por Occidente, para posteriormente evolucionar cada una adaptada a sus propias circunstancias con múltiples esencias comunes, aunque también con determinadas singularidades que las caracterizan y diferencian.

Seven Gifts of Druidry by Druid UU

miércoles, junio 15, 2011

Awen

(recopilación)


Awen... Varias veces mencionado en las escrituras de los bardos (antiguos druidas), la tradición relativa a los orígenes de su alfabeto, su relación con árboles y el nombre secreto de Dios.

La escritura fue inventada por Einigid el gigante, hijo de Alser, con el fin de la grabación de obras dignas de elogio. Estos símbolos fueron tallados por primera vez en bastones de madera llamados bren Coel. Las tres primeras cartas fueron obtenidas por Menw los Ancianos, quienes observaron la luz que incide en tres rayos.

Esta es la señal conocida como Awen, que se dice, es el nombre con el cual el universo llama al interior de Dios. El Awen se dice que representa las letras OIU, de las que todo lo demás se obtiene. La O se relaciona con el círculo perfecto de Gwynvyd, la I para el mundo mortal, Abred, y la U para el caldero de Annwn, que se relaciona con: la tierra, el mar y el aire; cuerpo, mente y espíritu y el amor, la sabiduría y la verdad.

La palabra Awen no sólo significa esta combinación de letras, incluye la inspiración y el alma también.

Las tres bases de Awen son:

Para entender la verdad
Para amar la verdad
Para mantener la verdad.

"Nadie sin Awen de Dios puede pronunciar estas tres letras correctamente"


Viento Druida

martes, junio 14, 2011

Triada

(Recopilación)

El Druida vive con confianza, con entusiasmo y responsabilidad...

teniendo como lema:

Nada sin pasión.
Nada sin alegría.
Nada sin compromiso.





lunes, junio 06, 2011

Mujer Cambiante


Cuento...

Hace mucho tiempo, Aurora cayó sobre Oscuridad y nació Mujer Cambiante.
Rayos de luz dorada la cargaron desde el cielo hasta la cima de una montaña. Los Cuatro Vientos le infundieron aliento de vida, imprimiendo espirales en sus dedos y en su cabeza. Las Flores la rodearon y la acunaron. Alegremente, los Pájaros Azules cantaron.
El Pueblo Sagrado, que vivía abajo, envió al Dios Que Habla a la montaña para averiguar de qué se trataba toda aquella conmoción. Cuando El Dios Que Habla llegó a la cima de la montaña, encontró una hermosa bebé durmiendo en la grama. La tomó en sus brazos y la cargó montaña abajo. El Pueblo quedó encantado con ella y la alimentaron con polen, caldo de animales y rocío de las flores más bellas. La pequeña niña corría carreras. Y el Dios Que Habla le cantaba.
En cuatro días había crecido.
Una lluvia color rojo brillante cayó de su interior. El Pueblo la acarició y la pintó, la vistieron con la piel de venado más fina, le pusieron conchas de mar y piedras de turquesa. “Se mueve”, cantaban. Se mueve, se mueve, se mueve. Mientras cantaban, la joven se convirtió en una mujer vieja. Al rato se transformó nuevamente en una joven. Una vez más se transformó en vieja. Y otra vez, en una joven.
Vieja, joven, vieja, joven. Cuatro veces cambió hasta convertirse en la joven más extraordinaria.
Un día, cuando Mujer Cambiante estaba recolectando semillas y frutas, Sol llegó galopando en su caballo blanco vistiendo sus ropas más blancas. Asombrado ante la belleza de la joven, resplandeció con brillantez, suplicándole que lo siguiera en su viaje hacia el Oeste. Mujer Cambiante protestó. “Estaré muy sola”, contestó.
Aún así, Sol insistió, “Sígueme y estaremos más cerca que nunca”.
Finalmente Mujer Cambiante fue persuadida. Y montándose en la cola de una niebla, siguió a Sol hacia el Oeste, hacia una majestuosa montaña salvaje en el medio del océano. Viento y Luz vinieron a ayudar a Mujer Cambiante a construir su nueva casa. En el Este, donde Sol se erguía en la mañana, construyeron una habitación hecha toda de conchas blancas. En el Oeste, construyeron una habitación de caracoles amarillos. Trueno Negro llegó del Norte y se sentó junto a un tallo de maíz negro, allí construyeron una habitación de azabache puro. En el sur construyeron una habitación hecha de turquesa, con puerta de turquesa y huellas de turquesa que indicaban el camino.
La casa de Mujer Cambiante se construyó de cuatro pisos, con escaleras que llegaban a cada uno. Se colocaron pequeños soles en cada cuarto. En el centro de la casa construyeron un altar de roca de cristal que reflejaba cada color del arcoiris. Allí, en la Casa de Cristal, Mujer Cambiante vivió feliz con Sol. Escupía granizo para liberar la tierra de monstruos. Y un día, mientras descansaba bajo una resplandeciente cascada, concibió los gemelos, Cazador de Monstruos y Niño de las Aguas.
Mujer Cambiante le enseñó a los gemelos todas sus canciones y bailes. Cuando se hicieron mayores, puso ramitas de oración en sus sábanas y los encaminó para que anduvieran por su cuenta. Entonces soltó un llanto penetrante que envolvió toda la isla con su dolor. Arrancó tiras de piel de su cuerpo y mezclándolas con caracoles, piedras, arena, barro, polen y espuma, creó gallinas, perros, cabras, ovejas, antílopes y caballos. Finalmente, para no sentirse nunca sola, creó a los Seres Humanos. Les dio mascotas y bastones de piedra para extraer agua del desierto.
Levantando su gran arco, les lanzó arcoiris dentro y los esparció por sobre los océanos.
Cuando Mujer Cambiante se hizo vieja, tan vieja que casi no podía moverse, el Dios Que Habla reapareció ante su puerta. Esta vez trajo consigo una niña y un niño humanos. En un instante habían viajado sobre un brillante arcoiris hasta la costa, una vez ahí cruzaron el océano verde en un espiral submarino.
Siguieron el camino blanco hasta su casa y saludaron a las Cuatro Direcciones. Cuando se abrió la puerta de Mujer Cambiante, vieron a la joven más hermosa que jamás habían visto danzando alegremente frente a su altar de cristal. Los niños se inclinaron en señal de respeto. Mujer Cambiante los bañó en su palangana de cristal, los vistió de blanco y les puso plumas en el cabello.
Cantó:
Belleza frente a ti
Belleza tras de ti
Belleza sobre ti
Belleza debajo tuyo
Camina ahora con la Belleza a tu alrededor
y tu camino será hermoso.
Entonces Mujer Cambiante se sentó bajo una planta de maíz. Pájaro Azul se sentó en una guirnalda de maíz. Y Mujer Cambiante cantó cada canción que conocía. Y bailando rodeada de polen dejó sus huellas doradas por todas partes……