lunes, diciembre 10, 2018

El estrés/ el ego

El origen del estrés: El ego humano

El origen del estrés, tanto como de todas las enfermedades e infortunios que rigen nuestras vidas, tienen su origen en el ego, la parte de la naturaleza humana que constantemente nos empuja a alcanzar lo inalcanzable.

La persona está constituida por el  deseo de recibir placer. Hay una sensación de calma y satisfacción si se recibe placer. Sin embargo, nuestro deseo por obtener placer crece constantemente de generación en generación y, de manera proporcional, también la demanda de llenado que multiplica los esfuerzos que necesitamos hacer para alcanzar nuestras metas. Este es el proceso que marca la tendencia de la vida, volviéndonos cada vez más estresados con el paso de los años.   

Actualmente estamos bombardeados por presiones externas de los medios de comunicación, del internet, de todas las fuentes del entorno que dictan los estándares que esperamos alcanzar: viajar a lugares exóticos o divertidos, alcanzar el mayor éxito profesional, respeto y admiración de nuestros compañeros. En conclusión, somos motivados a cada momento para sobresalir respecto a los demás a cualquier costo. Con todos queriendo escalar la misma montaña, nos vemos obligados a construir nuestro éxito sobre los fracasos de los demás. Como resultado de la constante presión de esta competencia implacable vivimos bajo estrés permanente.

Al vivir como lo hacemos, en una sociedad que está totalmente controlada por el egoísmo, no podemos escapar de esta presión, ni siquiera cerrando nuestros ojos o yéndonos a alguna otra parte. El estrés nos persigue sin importar lo que hagamos para escapar. Ni los antidepresivos, ni los sedantes -tan frecuentes en la sociedad actual- pueden borrar el dolor emocional. 

¿Por qué nuestro mundo está construído sobre una naturaleza egoísta que nos obliga a competir unos con otros?

El estrés sirve para llevarnos a la conciencia de nuestra naturaleza egoísta y ver sus consecuencias negativas que nos afectan en todos los niveles. Finalmente llegaremos a la desilusión y al reconocimiento de nuestra imposible situación para entender que debemos restablecer nuestros valores y dejar la carrera sin fin que estamos haciendo. Luego buscaremos urgentemente una ruta distinta y probaremos una nueva clase de placer en un lugar completamente diferente.

Este lugar de placer duradero, que es verdaderamente alcanzable y sostenible, está oculto en el entorno. Este es el campo fértil donde podemos construir relaciones que nos alimenten mientras alimentamos a otros, creando un campo magnético positivo que ilumine nuestro entorno.

En un entorno que valora las relaciones de solidaridad y mutuo entendimiento por encima de las divisiones, seguiremos compitiendo para recibir satisfacción, pero de una manera totalmente nueva. Quien beneficie al prójimo en mayor medida será considerado el más exitoso. El placer de otorgar a otros es mucho más intenso que cualquier llenado egoísta y no conduce al estrés. De hecho, cuanto más damos, más disfrutamos.

Om Shanti

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