domingo, abril 15, 2018

La verdad y el mundo

La verdad se encuentra en la mentira revelada. La manipulación y la explotación acechan en la mentira oculta.

Si en el pasado el comportamiento externo difería del interno, hoy en día nos encontramos actuando de forma más directa y mordaz. Ahora le decimos la verdad en la cara a otra persona, de manera directa, brusca, honesta, incluso de forma grosera. Este comportamiento es más cercano a nuestra naturaleza pura y egoísta que se encuentra subyacente en cada una de nuestras motivaciones.

El mundo ha madurado y ya no puede tolerar la falsedad. Las formas políticamente correctas, así como la etiqueta y la caballerosidad, que buscan presentar una cubierta exterior respetuosa a nuestras verdaderas intenciones, se han vuelto anticuadas. Se han convertido en el hazmerreír de las comedias, y es la razón por la que diplomáticos asisten mucho menos que en el pasado a eventos formales. Los diplomáticos se han vuelto mucho más abiertos, agresivos y desvergonzados en su comportamiento. En términos mediáticos, las noticias falsas también han ayudado a exteriorizar un repudio generalizado hacia el engaño y el aprovechamiento.

La revelación de mentiras que vemos hoy en día es una señal de que el mundo está mudando de piel. Nos estamos desarrollando; y a través de una autoevaluación más fundamental y realista nos damos cuenta de que estamos bajo el control de nuestra naturaleza completamente egoísta. El ego nos estimula a involucrarnos en la búsqueda de autogratificación sin consideración por los demás. Por lo tanto el individuo que busca la verdad es aquel que toma conciencia de las mentiras que dirigen y orientan sus objetivos personales a costa de los demás.

Sin embargo, incluso después de descubrir que somos -por naturaleza- unos grandes mentirosos, ¿cómo esto puede ayudarme a formar nuevas y mejores relaciones? Nos ayuda al aclarar dónde debemos corregir la falla en nuestras relaciones actuales. Seremos capaces de aprender cómo reparar nuestras conexiones corruptas y restablecerlas de forma más sublime, en las que el apoyo, la consideración y la calidad estén en balance con las leyes integrales de la naturaleza.
M. Laitman

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